jueves, 9 de abril de 2009

GUERRA

En cierta epoca, batante lejana a la nuestra, ocurió una de las peores batallas que la historia ha registrado; dos tropas dentro de una misma nación lucharon por la supremacía de sus poderes y sus riquezas, una de las tropas eran de La Ciudad del Agua y la otra de La Ciudad de Jiralín, pelearon hasta dar sus ultimas gotas de sangre y sudor, pero la guerra quedo finalizada cuando el Rey de lo aguarinos asesinó por la espalda a el Rey Sir Cat de los jiruleños. Para los ciudadanos fue el acto más imperdonable de las guerras, el honor de el Rey de la Ciudad del Agua quedó tan deshecho, que los mismo pobladores de su pueblo lo desterraron y se firmó un tratado de tregua por cinco años entre las dos ciudades enemigas.

Pero la tregua no se dió a esperar mucho; dos años después de el tratado, cierto día, un carruaje de La Ciudad del Agua exportaba oro a otra nación aledaña, pero esta fue atracada por unos ladrones, los guardias que trasladaban la mercancía persiguieron a los ladrones, corrieron y corrieron por el Bosque de los Villa (una familia muy importante en la región) pero los malhechores eran mas rápidos, así que uno de los guardias que cargaba un arco y una flecha atacó al mas cercano de los hombres y le clavo la flecha, este cayó al suelo y fue apresado por los guardias. Mientras iban por el camino fue interrogado y puesto en libertad, los guardias se dirigeron rápidamente al castillo de la Ciudad del Agua y se presentaron ante la reina de la ciudad, Lady Nínul.

Lady Nínul era una mujer cuarentona con facciones de mujer de veinte, el pelo era realmente liso, sus ojos eran grises y destellantes y su porte era muy aguerrido; era la esposa del desterrado rey y se quedó con el trono con su único hijo, el Príncipe Secilue.
-LADY NÍNUL: Díganme nobles guerreros, ¿Qué los ha traído a tan noble palacio?

-GUARDIA 1: Mi Lady, unos hombres de voluntad maligna han saboteado nuestro carruaje que transportaba oro a la nación de Clubín Chock, se escaparon con el botín pero pudimos capturar a uno de los hombres y lo interrogamos, hemos sabido que venía con órdenes de algún funcionario importante de la Ciudad de Jiralín de robar todo tipo de carruaje que viniera de nuestra noble nación rodeada por el agua de los dioses

-LADY NÍNUL: ¡Eso es imposible! Es inaceptable tal actitud por parte de los funcionarios de la Ciudad de Jiralín, hemos formado un tratado de tregua desde que desterramos a mi querido esposo, mis ánimos ahorita no están muy buenos como para estar recibiendo este tipo de noticias que me dejan perpleja. Tendré que tomar una decisión que no kes gustará a muchos pero es lo que tengo que hacer para el bien de mi noble nación.

-GUARDIA 2: Mi Lady ¿Y qué es lo que piensa hacer?

-LADY NÍNUL: ¡Nilknarf!

De repente apareció un hombre pequeño, con un porte bastante decente, con unos lentes grandísimos que pareciera que te mirara hasta los huesos, además su cara era muy flaca y pareciera que estuviera más bien demacrado, era el asistente principal de Lady Nínul y además él estaba enamorado de la reina, pero, nunca se ha atrevido a confesarlo.
-NILKNARF: Mi Lady ¿Qué ocurre?¿Por qué tanto desespero de su parte?

-LADY NÍNUL: Manda una carta a los altos funcionarios de la Ciudad de Jiralín, diles que han roto descaradamente el pacto de tregua de cinco años, no se los perdonaré, diles... diles que les declaro la guerra (suspirando)

-NILKNARF: ¡Nínul!...oh perdón...Lady Nínul... Es una locura lo que usted está queriendo hacer, los ciudadanos de Jiralín no poseen Rey todavía, tienen los altos funcionarios que no pueden aprobar una cosa como esta, y la única representación de la corona que tienen es la Princesa Eniréh Cat, que apenas tiene 18 años y no tiene la madurez suficiente como para asumir su cargo de reina

-LADY NÍNUL: Nilknarf ¿Te puedes callar por un buen rato? Aquí se hace lo que yo quiero, si no te gusta te puedes retirar de este lugar y le digo a esto guardias que te escolten hasta la salida

-NILKNARF: No mi reina, haré todo lo que usted mande, enviaré la carta ahora mismo

Nilknarf escribió la carta y la envió por una de las palomas reales. Tres días después llegó a manos del Ministro de Guerra de la Ciudad de Jiralín, este la llevó con los nervios de punta a la Princesa Eniréh que se encontraba con la tristeza encima todavía por la muerte de su padre, la oscuridad de su cuarto no hacía que se viera sus rasgos físicos ni nada por el estilo, el ministro solo veía una sombra de una jóven.
-MINISTRO: (Nervioso) Princesa, la Ciudad del Agua nos declara la guerra sin ninguna razón...¿Qué hacemos?

-ENIRÉH: Hagan lo que ustedes crean que deban hacer

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